ACASSUSO
ACASSUSO
Autor: Rafael Spregelburd
A quien crea que la docencia es una tarea que una elige, le
decimos: no. A quien crea que la escuela es un segundo hogar, también le
decimos no.
Y si alguien se piensa que la escuelita n° 78 es muy
diferente de otras escuelas, a ése le decimos también: no.
EN ESCENA Agustina Angelino / Valentina Etchart / Leticia
Mamina Andrada / Julieta Reyes / Nadia Budini / Nieves Canavesio / Natalia Ritta / Mónica García / Florencia
Rubio / Patricio Bertone. (estreno 2014)
(reposición 2017)
Escenografía Julieta Reyes
Asistente escenográfico Natalia Pardal
Vestuarios Nadia Budini
Producción Leticia Mamina Andrada / Quinto Deva producciones
Diseño de luces Javier Guevara
Diseño gráfico Sergio Cuenca
ASISTENCIA Marianela Jiménez
DIRECCIÓN Julieta Lazzarino
Síntesis
La obra trata sobre maestras de una escuela primaria urbano
- marginal del distrito de Merlo que, en medio de su trabajo institucional
cotidiano, cuentan cómo fue el robo del Banco Río del barrio de Acassuso,
distrito San Isidro, Provincia de Buenos Aires. La acción ocurre en un único
espacio que se define como sala de profesores. Éste es ocupado y transitado por
las docentes y allegados a la institución (vendedores, madre de una alumna, jugador
de fútbol semi-profesional) en los recreos y durante reuniones.
Sobre la obra
En el argumento, existe una opción por la marginalidad que
da cuenta de una situación social conflictiva e injusta. Si bien no es
pertinente hablar de “denuncia social”,
la dramaturgia sí posibilita una visibilización y, por lo tanto, un
posicionamiento en relación a la temática de la educación en todas sus
dimensiones.
La dramaturgia
propone una superposición de opuestos: la escuela es una escuela pública urbano
marginal en la que se reconstruye un hecho ocurrido en San Isidro, uno de los
barrios más ricos de la Provincia de Buenos Aires; es una escuela que asume la
responsabilidad de impartir valores en contraste con el acto delincuencial que
se describe en el robo al banco; adopta un tono dramático dado por la carencia
de recursos (alimentos, material didáctico, dinero) en contraste con pasajes
humorísticos observables en la exacerbación de algún rasgo; se encuadra en el
género realista pero combinado con elementos propios del absurdo. Esta
superposición es uno de los aspectos que da lugar a la densidad como elemento
constitutivo de la atmósfera de cada escena.
La obra devela un sentido político que nos habla del
deterioro de la institución pública desde un relato aturdidor cargado de
elementos del sentido común, prejuicios, malestares nunca resueltos y
contradicciones ideológicas. Dos conceptos nos sirven como herramientas claves
para apropiarnos de la estética que propone el texto: por un lado, el de
polifonía caótica en la medida que se superponen los discursos de la violencia,
del deterioro de las instituciones, de los medios masivos de comunicación, del
poder. Y por el otro lado, el de utopía
negativa en tanto que “denuncia una realidad degradada y, aniquilándola
simbólicamente, permite ver que esa realidad ha sustituido a otra posible que
no conocemos y deberíamos empezar a soñar. Es el teatro del grado cero de la
utopía, a partir del que empezar a imaginar otra vez: Spregelburd no dice cómo
debemos pensar, sólo invita a pensar nuevamente porque es indispensable. La
operación política y poética puede sintetizarse: demolición, sustitución y
vacancia, llamado por efecto de carencia o ausencia a imaginar o concebir la
utopía de un país otro, de un mundo mejor” (Dubatti, Jorge (2011): Bizarra de
Rafael Spregelburd y el grado cero de la utopía SSN: 1579-7368).